Sick-girl

Prólogo
Ocho dias en Grecia
Ocho dias drogada
bebiendo, fumando, y deleitandome con la más potente de las sustancias estupefacientes: el arte clásico. Pues tanta horizontalidad, líneas rectas y perfección áurea te hacen reflexionar de una manera tan abstracta sobre los agujeros de tu vida que te elevan al éxtasis de una transveneración que sumado al cansancio, la falta de sueño, y la fusión de sustancias en la sangre provocan una mezcla explosiva.
Recuento:
El primer día ví el amanecer desde el balcón con varias caladas de polen gorroneadas a la habitación de al lado, el segundo apareció Ali con la cachimba (regalo para su novio) que todos todos usamos, con su tabaco de plátano y con diversas sustancias, al tercer día llegó el alcohol con predominancia del magnífico Ouzo típico griego que ya había probado esa mañana antes de comer, muchos chupitos y otros tantos vasos de vodka, seguido de un desenfreno pasional en una discoteca, y no contenta con eso varios manguerazos de agua de una loca y pasar la noche en el pasillo del hotel huyendo del recepcionista porque no teníamos las llaves de la habitación, al cuarto día más alcohol esta vez whisky y más de mi ouzo querido y otra vez a la discoteca, pillandole el gustillo, acabé reclutada por una amiga que no había bebido sola y comiendome un bocadillo de noseke, mientras la otra salia a cazar a más borrachuzas salvajes, el cuarto día más vodka, alemán esta vez, y una vuelta pasada por agua por el pueblo, llegada turbulenta y pelea con las princesitas por como dormir correctamente, nos exiliamos a una habitación con un balcón comunitario por donde pasó media humanidad, deseandonos buenas noches y todo, el quinto día reestrenamos la cachimba con las pastillas de los monjes de meteora, experimentamos echandole el vodka que sobró y más ouzo, me quedé en la habitación de Ali, nos quedamos dormidas y al día siguiente las princesitas de mi habitación se fueron y tuve que ir al una isla en barco, a cuerpo, sin dinero, sin nadaa, el sexto día fue de tranqui pero con un combo de todo lo anterior, cachimba, alcohol, mezclas extrañas..., el séptimo día incontables horas en una discoteca y derroche de dinero en cubatas a 5 €, cuando decidimos cambiar de sitio, tormenta y huída en taxistas dementes al hotel, por último el octavo día no se queda corto, pues sin consumir sustancia alguna y debido a los cambios de presión en el avión descubrí lo que sabiamente he denominado: "Morao aéreo", desequilibrio y mareos paranoicos, aparte de verborrea en inglés y otros idiomas no romances.

Epílogo

El acabóse viene después, cuando me ofrecen ya en Sevilla, 5€ de polen y yo lo compro sin pensarmelo dos veces. Tras un conciertillo de punk y consumida la droga hasta el tope
me siento bien.
Pero, horas despues, en el bus nocturno, regresando sola como siempre, un pelotazo doloroso golpeó mi cabeza, perdí la estabilidad y todas las luces se fueron apagando progresivamente hasta llegar al negro absoluto.
Me ví tirada en el suelo atendida por un desconocido cuarentón, sin sentir ninguna extremidad de mi cuerpo y con hormigueos. Al rato me recuperé y me levanté.
El hombre sentado tenía las manos pellejosas y aspecto nervioso.
-Estás pálida
No contesté
-¿Has tomado algo?
Tardo al menos 4 segundos en reaccionar, y agito la cabeza de lado a lado fuertemente.
-Seguramente habrá sido por el ambiente cargado y eso...
..

El primer desmayo de mi vida consciente.
Se me empiezan a notar los huesos y empiezo a estar enferma.
¿Qué más puedo pedir?