silencio

silencio
pero mis ojos gritan

jueves, diciembre 23, 2004

Dolce Navidad

Oh sí, que hermosa la Navidad, llena de alegría infinita por las calles rebosantes de color; época en la que al parecer se tienen más en cuenta a los demás, se muestran más acciones solidarias, ¬¬ ni que fuera la única época en la que los niños mueren de hambre, pues triplican el número de anuncios, la gente se que siente con remordimientos aportan 1 euro y ya pueden estar tranquilos y gastarse un pastón en regalos para sus parientes, el caso es gastar, cómo si de comprar a sus amistades mediante obsequios se tratase.

Y todo este rollo, ¿a cuento de qué viene?; ah, claro celebramos el cumpleaños de un tal Jesús a nivel mundial, para que luego digan que últimamente la religión decae, y que ya no hay tantos creyentes; es que se lleva mucho eso de ser ateo, aunque actualmete todos celebran esta fiesta creyentes, agnósticos y ateos, quien se va a resistir a su atractivo, eso de recibir regalos suena maravilloso, además de la gran propaganda en todos los medios, y por supuesto también las multinacionales se llevan una buena tajada.

Cómo repiten y repiten en TV que estamos en Navidad, intentando inculcarnos directa o indirectamente esa típica moral navideña de falsa compasión e interesada generosidad. Ya no decir más sobre el trauma infantil que se les crea a los niños con la idea de que un corpulento viejo de barbas blancas y llamativas vestiduras diseñadas para la campaña publicitaria de un conocido refresco, se colará por la chimenea y nos dejará regalos, si nos portamos bien. Ni pies ni cabeza tiene este patético personajillo heredado de la sociedad norteamericana.

Harta de tanto empalagamiento e hipocresía generalizada termino siguiendo la costumbre según la sociedad y deseando con mi sonrisa más falsa una Feliz Navidad.